De los tres candidatos más
aventajados –es un decir- a la diputación federal no se hace uno. Falta de
preparación, pasado y presentes caciquiles, grisura y en general, una ambición
desmedida de poder y lo que esto trae consigo, son las características de estos
candidatos que nos hacen decir: es tan malo el pinto como el colorado. Los
candidatos al senado no son distintos.
Miguel
Angel Vásquez Ortiz
De no ser por la elección de
presidente de la república, a nadie le interesaría, ni mínimamente, la elección
de diputados federales y senadores.
Sin embargo, precisamente
por esta situación, existe el riesgo de que el próximo primero de julio
Tuxtepec elija no al mejor de los candidatos o candidata, sino al menos peor de
entre tres que tienen como punto en común su origen priísta. Además, los tres
desatan malquerencias dentro de sus respectivos partidos y en mayor o menor
medida han construido una imagen pendenciera, caciquil o simplemente timorata o
endeble. El cuarto, postulado por el Verde Ecologista, este no tiene la más
mínima posibilidad de figurar entre los finalistas.
A continuación, el chaquiste, el medio incómodo, realiza
un somero recuento de la biografía política de cada uno de los candidatos a la
diputación federal por el distrito 01 con sede en Tuxtepec y de las
candidaturas a la senaduría. Primero las damas.
María
Larios Cano es una mujer brava. Es temeraria no solo en
el discurso –siempre habla de no temerle a nada ni a nadie, es muy echada pa’lante-, sino en la práctica.
Desde sus inicios como regidora en la administración del hoy defenestrado
panista Alfredo Ahuja Pérez (1996-1998), se distinguió por ser férrea defensora
del PRI y ácida crítica del PAN. Cómo olvidar la escena aquella en que le
regaló a Alfredo Ahuja Pérez una arreglo hecho de huevos ‘pa lo que hiciera
falta’. Eso mismo –su actitud bravucona y claridosa- le ha permitido penetrar e imponerse dentro del partido al que
junto con el ahora candidato a senador por Acción Nacional, Diódoro Carrasco
Altamirano, combatió duramente. Cosas de la vida: Los panistas históricos de
Tuxtepec (Alfredo Ahuja, Fernando Guerra, Carmen Virgen, Ausel Eliseo y otros),
hacen campaña por aquellos que les hicieron la vida pesada, que los hicieron
rabiar y en algunos casos, hasta llorar, como cuando al cuarto para las doce,
militando Larios Cano aún en el PRI les arrebataron en la mesa la senaduría y
la presidencia municipal –en ambos casos el candidato sacrificado fue Alfredo Ahuja). Todo por no salir de la
nómina o creer que de su triunfo recogerán al menos las migajas. Los
panistas no solo perdieron el partido,
sino la dignidad.
Sin embargo y a pesar del
rechazo que sufre entre panistas con memoria, Larios Cano tiene su apuesta en
las lealtades que ha construido (¿cómprado?) en colonias y comunidades por la
gestión de proyectos productivos... Y en el dinero que abiertamente reconoce ha
acumulado gracias a esa gestión.
Sin preparación académica, con
una rudeza que le ha merecido descalificaciones en las redes sociales, Larios
Cano apuesta al feeling –la
zalamería, pues- que tiene para engancharse a los poderosos e influyentes. Así
fue como construyó una relación con Diódoro Carrasco Altamirano cuando ambos se
beneficiaban del PRI. Luego, cuando renunció al tricolor se afianzó a la
entonces secretaria de desarrollo social, Josefina Vásquez Mota, de quien
obtuvo apoyo en sus gestiones. Pero además, Larios Cano confía en que el
arrastre que tuviera Josefina Vásquez Mota le beneficie también a ella. Pero
eso está difícil ante el estancamiento de la candidata oficial y la simulación
que empieza a notarse entre los panistas que no dejan de ver a Larios Cano como
arribista dentro de las filas del PAN. Una muestra de cómo no tiene todas las
simpatías está en el fracaso de la candidatura de Vásquez Mota en la interna
del PAN en el distrito de Tuxtepec. Aquí ganó Ernesto Cordero. Además, en la
visita que hiciera Diódoro Carrasco a principios de mayo a la región fue
notorio el desorden y la escasa convocatoria que tienen los eventos de esta
lideresa que apuesta a beneficiarse de la grisura y la mala imagen –sí, de la
mala imagen- de sus contrincantes. Es decir, si ganara no sería por méritos.
Soto,
un buen perdedor
Si luchona y aguerrida son las palabras que definen a Larios Cano,
perdedor y obstinado son las que mejor le quedan al contador José Soto Martínez,
candidato a la diputación federal por la coalición PRD, PT, Movimiento
Ciudadano. De al menos cinco procesos en los que el nativo del estado de Guanajuato
ha sido parte en los seis años recientes, todos los ha perdido: fracasó en su
intento de dirigir la Unión Nacional de Productores de Caña, perdió la
presidencia municipal de Tuxtepec en dos ocasiones, la diputación federal hace
seis años y no consiguió ser candidato al senado en este proceso. De
consolación le dieron la candidatura a la diputación federal, pero hay quienes
creen que fue precisamente con la intensión de rendir esta plaza electoral y
beneficiar con ello a la candidata a la diputación federal, María Larios Cano y
consecuentemente a Diódoro Carrasco Altamirano, impulsor de Gabino Cué en sus
inicios (fue su vocero y secretario técnico en la gubernatura y luego sub
secretario de normatividad y medios en la Secretaría de Gobernación). Este no
sería el primer caso en que lo mandan a perder. La primera ocasión ocurrió
cuando fue candidato a la presidencia municipal y tuvo como contrincantes a
Salvador Santos Sierra y Lizbeth Caña Cadeza. En aquella ocasión, Ulises Ruíz
ordenó dejarlo solo y respaldar la campaña de quien luego sería su procuradora
de Justicia. El distanciamiento con URO y posterior salida del PRI tendría que
ver con la falta de satisfacción a su exigencia de colocar a su contadora,
Guadalupe García Almanza en un lugar privilegiado en la lista de diputaciones
federales plurinominales (cosa que sí consiguió en Convergencia, tres años
después). Desde entonces, Soto Martínez cambió de color, pero no de prácticas.
Tal como hizo en el PRI, se adueñó de Convergencia, se deshizo de quienes no se
rendían a sus pies y desde este partido buscó nuevamente la presidencia
municipal. En el segundo intento por gobernar Tuxtepec sus enemigos serían Gustavo Pacheco, Gustavo Bravo Ahuja y Tere Ahuja. Nuevamente, el empresario
gasolinero perdió a pesar de los cuantiosos recursos invertidos. Pero no fue
suficiente, en las elecciones de hace tres años, buscó otra vez la diputación
federal “por la izquierda”¡? y volvió a saborear la derrota. “El pueblo se lo
pierde”, suele decir cada que su orgullo besa el suelo.
Como resultado de su
obstinación más reciente, desde el anuncio de su postulación, Soto Martínez fue
rechazado abiertamente por al menos dos de los siete aspirantes al mismo cargo:
Nicolás Estrada y Gustavo Bravo Ahuja. El primero es quien coordina el
Movimiento Regeneración Nacional en el distrito, tiene la base social más amplia
del perredismo en la región y se dice ha llamado a votar de manera diferenciada,
es decir, por López Obrador para presidente y por cualquier otro, menos Soto
Martínez, en el caso de la diputación. Muchos otros simpatizantes de López
Obrador coinciden en rechazar a este que como Larios Canos en el PAN, es un
advenedizo en la llamada izquierda electoral y auguran desde ahora su sexta
derrota al hilo. Es masoquismo extremo el de los tuxtepecanos, dirá el 2 de
julio.
El
del PRI jamás volvió
Jaime
Aranda Castillo, como los dos anteriores, tiene como gran
enemigo a los miembros del partido que lo postula. Entre la militancia priísta
no se olvida la ocasión en que junto con Antonio (El Gordo) Sacre, Jorge
Ilescas Delgado y otros, llegó a reventar la asamblea de delegados en que se
eligió a Jesús Hernández como candidato a la presidencia municipal de Tuxtepec.
Después de este escándalo en el que hubo cachetadas guajoloteras y gas
lacrimógeno, ocurrido en la tierra del candidato a gobernador vino la debacle,
se perdió la presidencia municipal, la diputación y para colmo de males, la
gubernatura.
Los priístas tampoco olvidan
que Aranda Castillo jamás volvió a las colonias y comunidades que le dieron el
voto para cumplir su sueño personal de ser legislador. ¿Y el empleo y las
medicinas gratis que prometió en su campaña por la diputación local?. Absolutamente
nada. No se supo de una sola gestión, de un apoyo, de algo material como lo que
le gusta a la gente recibir. Vamos, ni una sobadita de lomo. El abogado de
amplia trayectoria –fue ministerio público, juez y litigante- solo volvía a su
distrito a dar entrevistas radiofónicas en las que hablaba nimiedades de su
quehacer legislativo –que entre otras cosas sirvió para garantizar impunidad a
los funcionarios corruptos, cono su jefe, Ulises Ruíz Ortiz-. Incrementó sus
visitas al municipio cuando se consideró que podría competir por la presidencia
municipal pero tan pronto como esas puertas se cerraron se concentró nuevamente
en Oaxaca, atento a las instrucciones del todavía gobernador del estado y su
jefe más inmediato y cercano: Eviel Pérez Magaña. Ahora, junto con aquel, confía en la
posibilidad de ser arrastrado por la ola peñanietista porque por sus méritos
muy probablemente no vuelva a ocupar un cargo de elección popular. Entre sus
mismos compañeros priístas impera el desánimo. Además, dicen, ¿cómo ganar una
elección si las arcas del gobierno del estado están a disposición de otros
candidatos?.
En resumen, el panorama se
antoja complicado para los tres con más probabilidades de triunfo, pero en
resumidas cuentas, uno no sabe ni a cual irle. Me cae.
Diódoro,
el favorito del gobierno del cambio
En el caso de los candidatos
al senado, la cosa no es distinta. Por ejemplo, el candidato del PAN, Diódoro
Carrasco, si bien es el favorito por el apoyo que recibe del gobierno estatal,
por la desbandada de priístas a su favor y el mayor tacto que tiene con
respecto a los otros –que son realmente políticos pueblerinos a comparación de
este cacique de altos vuelos-, tiene en contra su pasado represor. Fue el
responsable del encarcelamiento injusto de más de 150 indígenas de la región de
los Loxicha. Sin embargo, para algunos es preferible uno con experiencia y que
en caso de ganar haga un papel destacado
en la cámara a otros que con trabajo articulan un discurso coherente y
creible y que además, van al Congreso a ser uno más, de relleno, pues.
El hecho que evidenció el
apoyo oficial ocurrió el 27 de mayo, cuando a la celebración del quinto informe
de labores de la Beneficiadora de Hule (Bichosa), Diódoro acudió como invitado
especial para recibir la adhesión de quienes han mantenido una estrecha y
directa relación política con Gabino Cué desde que este era senador y más aún
en la gubernatura.
Eviel,
ni en su pueblo le creen
Eviel
Pérez Magaña no
goza de simpatía ni en su pueblo. La prueba es que en la elección de gobernador
perdió no solo su municipio, sino su casilla. Además, su campaña es motivo de
pitorreo en las redes sociales, como cuando ante estudiantes de la Anáhuac
propuso reconocer cursos, diplomados y talleres como estudios de nivel profesional.
Así por ejemplo, el ex consejero presidente en el distrito Bartolo Estrada
Campechano publicó en su cuenta de Facebook: hágame usted el refabron cabor…
tendrá idea de lo que está diciendo? Desde cuando estos complementos
profesionales profesionalmente académicos no han sido parte de una preparación
profesional?... Por favor ya que terminen las campañas para no seguir
escuchando estos desaciertos”. El caso es que según lo publicado en la revista
proceso, el equipo de Peña Nieto da por perdidos los estados de Oaxaca,
Veracruz y Tabasco. Pero además, es un hecho conocido que a los candidatos del
PRI su comité ejecutivo nacional no les está dando dinero. Tal vez temen que en
vez de ir a las campañas termine en las ya de sí abultadas cuentas bancarias de
los candidatos.
Cara
sucia, al segundo sitio
Benjamín Robles Montoya (a)
El cara sucia se presenta como candidato de la izquierda, pero tiene como
principal agente en la cuenca a una connotada priísta: Karina Barón. Pero
además, lleva como rémora a un desconocido en la segunda fórmula: El regidor
acusado de nepotismo en el ayuntamiento de Tuxtepec, Adolfo Romero Lainas.
Además, carga con el bien ganado estigma de ser representante de un gobierno que
ofreció el cambio y pactó la más oprobiosa impunidad con quienes saquearon y
lastimaron al pueblo de Oaxaca.
Con ese panorama, también
aquí, si valieran los candidatos no registrados, Cantinflas sería senador. Y sería más serio que los antes mencionados.