En las siguientes líneas se analiza la comunicación gráfica, gestual y textual de los candidatos a la diputación federal por Tuxtepec. El análisis es libre, aplicando las reglas mínimas del marketing político, el diseño gráfico, pero sobre todo, de la lógica.
Miguel Angel Vásquez
En el orden acostumbrado –alfabético-, realizaremos una revisión rápida de la comunicación gráfica, gestual y textual de los candidatos a diputados federales por el distrito 01 con sede en Tuxtepec, Oaxaca.
Ahí vamos. Como que sabe que lo peor que puede pasar es quedar en segundo o tercer lugar puesto que el quinto y el sexto ya están ocupados claramente ocupados por quienes van de comparsas a esta contienda, la candidata del PAN, María Larios Cano sonríe a la cámara y extiende la mano derecha en actitud de saludo, de ayudar. Así, la mujer con más de 20 años de trabajo en colonias y comunidades transmite confianza y firmeza, características que son reforzadas con su voz fuerte y su palabra claridosa. Luego, tal vez en un intento por remarcar su identificación con los indígenas y en general con la gente de campo, con quienes más ha caminado, la candidata del albiazul utiliza un huipil, al parecer de Yalalag, un pueblo situado en la Sierra Sur del Estado. La vestimenta blanca con flores de color azul, rojo y naranja, transmite un mensaje de sencillez que le benefician, pero si ella decidió optar ya por el uso de huipiles como parte de su estilo, valdría la pena que eligiera entre los muchos y muy hermosos que hay en la región que representaría en caso de triunfar. Al menos para su campaña, le sería muy útil resaltar esa identificación con los electores tuxtepecanos.
Ahora, con respecto a la comunicación verbal, ella utiliza una frase contundente con la cual se define a sí misma y de paso, descalifica a los contrarios que ya han estado en cargos de elección popular (si bien ella fue regidora y luego directora de área en el municipio no fue votada directamente, al menos en el primer cargo) y una parte del elector considera poco confiables. El “Yo sí cumplo” de María reúne las reglas elementales del marqueting político. Es una frase corta, directa y que alude a uno de los valores más perdidos entre la clase política, pero sobre todo a sus adversarios: el incumplimiento de sus promesas de campaña.
Respecto a la tipografía utilizada en sus flayers, espectaculares y bardas, la eme inventada por su diseñador o sacada de quien-sabe-dónde, no concuerda con la seriedad que la sonriente Larios Cano quiere comunicar cuando empeña su palabra. Si quisieron hacer un corazón parece un tamarindo. Si pretendieron simular unos pies que avanzan o una mariposa, el intento no cuajó.
La terquedad y la repetición
El Partido Convergencia es representado por el líder cañero, empresario gasolinero y dos veces derrotado candidato a la presidencia municipal de Tuxtepec, José Soto Martínez. En su caso, con respecto a la anterior campaña nada nuevo ofrece. Aparece con la misma sonrisa de antes, como si las dos derrotas al hilo no le hicieran mella. Repite, la vestimenta naranja -¿cuántas docenas de camisas habrá comprado?-, solo que algo difuminada. Como si el paso del tiempo fuera desgastando su figura. Lo que es de reconocerse es que a diferencia de la anterior campaña por la presidencia municipal, sus diseñadores de imagen ahora sí respetaron el color moreno intenso de la piel del candidato y no intentaron aclararlo con la magia del photoshop. Respecto a su frase “Soto sí cumple”. Esta se asemeja mucho a la de Larios Cano. La diferencia puede ser que no está en primera persona como en el caso de aquella, por lo que aquí se intuye que es otra persona quien habla de él y no él mismo. Lo raro es que la frase está en una tipografía manuscrita y además en un tamaño relativamente pequeño (al menos en el espectacular, todo al aire y arrugado por cierto del Bulevar Avila Camacho), por lo que a primera vista y sin detenerse a contemplar el espectacular, el mensaje se pierde. Aquí entonces lo que sobresale es el rostro del candidato y el naranja mírame-a-fuerzas. Lo que al final de cuentas pudiera quedar en la imaginación es que José Soto es muy terco, o que de plano, tiene mucha lana.
El muchacho triste
El de Eviel Pérez es un caso de lo más complejo. De inicio hay que reconocer que el candidato tiene de sí un conecte natural con la gente y además, en las imágenes de sus espectaculares un diseño –en cuanto a distribución y armonía impecable. Viste una camisa –guayabera- blanca, que hace resaltar su rostro y es de inicio menos agresivo que el del candidato de Convergencia a pesar de que este sonría. Sin embargo, si se observan los espectaculares, el antes bonachón, jovial y alegre, Eviel Pérez Magaña hoy proyecta en su mirada una mezcla de tristeza, añoranza o desgano. No transmite por lo tanto la seguridad y el relajamiento de quien dice estar seguro del triunfo y por lo mismo, gustoso de entrar a una contienda que lo pondrá en la disputa de la candidatura a gubernatura… y de ahí seguramente, en el 2016 a la presidencia de la república. Uno nunca sabe. Si Fox llegó…
Respecto a la frase Creo en Oaxaca y daré resultados, esta, por hacer referencia al estado –hay que recordarle al candidato que en esta elección los votantes son solamente los ciudadanos del distrito de Tuxtepec- parece ser parte de su anticipada campaña a la gubernatura. O por lo menos un deseo apenas reprimido. Y respecto al verbo en primera persona, creo, seguido del sustantivo Oaxaca, habría que preguntarse ¿qué le cree a Oaxaca? ¿Es que Oaxaca nos puede estar engañando con otro estado? “Sí, se le ha visto muy juntita a un tal Guerrero”, podría decirse en ese grillerío que es la casa de campaña. ¿O es que Eviel ya habló con Oaxaca y a diferencia de otros, él no duda de ella… o de él? Porque ¿qué es Oaxaca? ¿femenino o masculina? En fin. Todo un caso para el maestro Armando Hoyos. Pero también llama la atención que en su campaña Eviel Pérez recurra nuevamente (ja, este comentarista cayó en un pleonasmo, dirá el Maestro Hoyos) al verbo creer pues en su precampaña (que tampoco lo fue pues lo designó desde antes el dedo omnímodo) dijo: si me crees seré tu candidato. Hay que recordar que el antónimo de creer es dudar. ¿Por qué machacar en la credibilidad? ¿Es que acaso considera Eviel que ya no le creen y por ello, para conjurar sus demonios nos dice que él sí confía en Oaxaca?
Pero esto no termina ahí. Dice el promocional de Eviel que dará resultados. Y es cierto. La gente quiere políticos que den resultados. ¿Por qué su eslogan no dice por ejemplo, “seguiré dando resultados”? Eso hubiera sido más impactante. Pero el siempre filosófico asesor de imagen del candidato no quiso arriesgarse. Y finalmente, hay un letrerito en verde en su propaganda que dice: producto reciclable. Claro, se refiere al material con el cual fue hecho el espectacular. Pero a los jiribilludos quizá les parezca que Eviel anticipa que no llegará nomás hasta aquí, como algunos malintencionados quisieran.
Demasiado a la izquierda…
El PRD, postulará al ex presidente municipal de Tuxtepec Salvador Santos Sierra. De este candidato, quien esto escribe no ha visto espectaculares por lo que se centrará en su lema de campaña pintado en algunas bardas. Por leyes más justas para tu protección el electorado debe votar por el PRD. Es decir, que tenemos que asumir que las leyes existentes en México son justas y solamente hay que reformarlas para hacerlas “más justas”. Además de ser una frase muy larga, lo que deberían preguntarse los perredistas es si la justicia, algo tan abstracto como la divinidad está racionalizado como una de las necesidades primarias del elector. Es decir, que todo aquel que haya leído un manualito de marketing político sabe que al electorado no vota guiado con el hemisferio cerebral izquierdo sino con el derecho. O sea, dada nuestra escasa cultura, el grueso de los votantes –que no leerán esto, por supuesto- se guía más por ideas, sueños y necesidades apremiantes que por valores que ocupan y preocupan a sociedades más desarrolladas. En otras palabras, el elector busca respuestas inmediatas a problemas cercanos. Más clarito: al mayor porcentaje del electorado le encanta que le digan que resolverán sus necesidades de salud, alimentación, empleo, seguridad. Y en ese mismo sentido, estas cuatro necesidades no son tan complejas de entender como la justicia. La salud es la ausencia de enfermedad, la alimentación es el chivo, la papa… el empleo es la chamba, la inseguridad es que no me asalten o secuestren los policías… perdón, los maleantes. Es decir, que el mensaje de Chava Santos puede ser el intelectualmente más honesto de todos los candidatos puesto que un diputado va a realizar leyes y al final se busca que estas sean justas para sus electores, amolados la mayoría, pero poco viable en términos de marketing o comunicación política. Aquí el lector me permitirá una digresión necesaria para apuntar que positivamente no hay ley justa en sí misma pues una ley justa para los humildes como sería la exención de impuestos sería injusta para los grandes empresarios, sobre cuyos hombros pesaría la dura carga de mantener al Estado –al menos ellos así la considerarían. Pero ahí es donde estaría una posición realmente izquierdista –no por lo del hemisferio, sino políticamente hablando- de Salvador Santos. Sin embargo, el candidato del catolicismo conservador y que jamás ha encabezado una lucha socialmente reivindicadora (en el 2006 se mantuvo del lado del gobierno o cuando mucho al margen) está ahí precisamente con los cables (dendritas) de los hemisferios cerebrales cruzados. Donde es a la izquierda el va a la derecha y viceversa.
Zebra y Rolando
Y finalmente, quedan los candidatos del PSD y Verde Ecologista, Zenón Bravo y Rolando Cruz Magaña. El primero ha forjado su imagen de esbirro del gobierno a pulso y este tecleador no tiene más que agregar. El segundo, quiere la pena de muerte para secuestradores y homicidas (otra vez la explotación del miedo). ¿Sabrá este ingeniero que en nuestro corrupto sistema de justicia son detenidos, sentenciados y purgan sus condenas solamente los pobres o políticamente no alineados? De aprobarse su iniciativa, miles de inocentes serían ejecutados. Si no lo sabe, mal. Si lo sabe, tantito peor.
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