viernes, 25 de diciembre de 2009

Abulia ciudadana ante la destrucción
de la catedral y el tenebroso hospital


De poco o nada sirve el llamado Consejo Ciudadano de la Función Pública si no exige con fuerza información sobre el manejo de los recursos públicos

Por Samuel Castro

“He escuchado discursos y experiencias que durante las crisis y desgracias, la sociedad mexicana se solidariza, emerge como una sola y se une. Estamos por finalizar este año en una crisis económica, social y el panorama del 2010 no es nada alentador y sigo sin presenciar ese maridaje que como sociedad debemos de tener para poder salir adelante juntos.
“Como ciudadanos solo observamos y nos dejamos manejar, sin chistar, por quienes nos gobiernan. Hay varios ejemplos de esto en Tuxtepec”. Quien hace estas reflexiones es Tomas García, autor de uno de los libros más consultados de esta región “Tuxtepec ante la historia”. En una charla que sostuvimos en el parque Juárez frente a la catedral, me comentaba que si la gente de Tuxtepec no quisiera que este edificio se demoliera –como están a punto de hacerlo-, se manifestaría, se uniría. El resultado sería que el edificio actual se mantendría en pie hasta que la misma sociedad quisiera, pero “solo se escuchan voces por ahí que no están de acuerdo en que tiren este edificio, pero como son voces dispersas, aisladas y no hechas al unísono no tardan en derribarla”, reflexionó.
En ese contexto, a mediados de este año se creó un organismo en nuestra ciudad que hizo que muchas personas viéramos con optimismo su creación e incursión dentro de la sociedad tuxtepecana. Dicho organismo alzaría la voz para mejorar los servicios de salud y de la función pública. Me refiero al consejo ciudadano para el seguimiento de la función pública. Se dijo que sería un organismo que mejorara las condiciones de los enfermos que se encuentran hacinados en ese edificio que más bien parece en su estructura, tanto adentro como por afuera un reclusorio, un edificio que salió de la imaginación de Stephen King, donde los mismos trabajadores cansados de esta situación que viven a diario, han tratado de denunciar las condiciones infrahumanas que ofrece el hospital general, que desde su creación, más de treinta años y sigue igual y ahora que le están haciendo unos cambios al edificio, estos son de pésima calidad, y se avistó cuando parte de la nueva construcción se vino abajo, y el director del hospital José Cruz Martínez no da explicación a la opinión pública sobre lo acontecido, y el consejo ciudadano muestra su complicidad al no exigir aclaración al respecto, y la ciudadanía también se vuelve cómplice al ver todas estas anomalías y no tomar una postura crítica de la situación, de ver cómo es tratada la gente de escasos recursos, de comunidades aledañas, que tienen la necesidad de entrar a ese edificio tenebroso que estoy seguro, gran parte de los tuxtepecanos no lo han hecho, ni lo hará durante el transcurso de su vida.
A simple vista está haciéndose un mal trabajo en esta obra con recursos públicos. No se trata de un hospital privado por lo que tienen la obligación de aclarar todo esto.
Por otra parte, hay una situación que a la ciudadanía y por ende a la opinión pública también compete y es la posible construcción de dos gasolineras en pleno centro de la ciudad. El consejo ciudadano de la función pública al igual que en el caso del hospital general entregó una serie de oficios a las autoridades pidiendo de favor le informen sobre esta situación, pero no le da seguimiento, no le dice a la opinión pública si ya le dieron respuesta y cual fue ésta. Mientras ocurre esto la sociedad tuxtepecana sigue igual de pasiva, en su letargo viendo cómo los funcionarios públicos hacen y deshacen a su antojo. No nos manifestamos, no decimos nada, al contrario vemos a los funcionarios públicos como estrellas de televisión, les rendimos homenajes, les aplaudimos cuando los vemos. Un ejemplo de ello es que muchas personas vitorean al legislador que votó a favor en la cámara de diputados para que en unos días, entrando el año nuevo suban más los impuestos.
La crisis económica, social viene más difícil con la entrada del nuevo año, la descomposición social se va a recrudecer el año que viene y tal vez solo así la sociedad tuxtepecana entre a la mayoría de edad y empiece a manifestarse, se informe, sea más crítica, y crítica no quiere decir que todo se vea malo, sino con otros ojos, una mirada diferente, todo esto para mejorar las condiciones, de la ciudad, de las familias, del río, en general de todo.

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