Viola flagrantemente
Fapatux la legalidad
Causa asombro que los dueños de la Fábrica de Papel y algunos lidercillos ignoren lo plasmado en nuestras leyes
Antulio Rangel Moreno
Ahora que escuchamos que FAPATUX para no cerrar sus puertas ha impuesto ciertas condiciones y que éstas han sido aceptadas, al menos por los líderes sindicales, saltan, casi sin proponérselo, ciertas preocupaciones.
Si como dicen es cierto que la condición central de la empresa para no irse de la región es que los trabajadores ya no realicen actos de protesta para la defensa de sus derechos laborales, entonces estamos entrando en un terreno altamente peligroso para la clase obrera. Un terreno en donde unos empresarios se pasan por el arco del triunfo nuestra historia y nuestras leyes construidas con sudor y sangre.
Veamos: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el Artículo Primero, instituye que todo individuo gozará de las garantías que ésta otorga, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece. Esto es, nuestra Carta Magna nos dice que nadie puede suspenderle ninguna garantía a nadie, ni siquiera a través de acuerdos o convenios, si alguien se presta a ello está incurriendo en una falta gravísima, la cual traiciona el espíritu de la ley.
En el Artículo 123, en las fracciones XVI, XVII y XVIII, se garantiza el derecho de asociarse en sindicatos para la defensa de los intereses de los trabajadores; del mismo modo se reconocen como instrumentos legales a la huelga y los paros para la defensa de los derechos laborales. Por tal razón, causa asombro que los dueños de la Fábrica de Papel y algunos lidercillos ignoren lo plasmado en nuestras leyes. El acuerdo de no asociarse y no protestar es inconstitucional, y por tanto, violatorio de las garantías individuales contenidas en el marco normativo mexicano vigente.
Si este acto llegara a consumarse, se estarían dando pasos agigantados al más remoto pasado, a un pasado que creíamos que estaba en el olvido; pero lo que pasa en FAPATUX es una clara muestra de que a los empresarios no les importa ni la historia ni las leyes. Solo les importa la acumulación de capital a expensas de los trabajadores, y para ello logran un acuerdo para explotar más, pero ahora con la anuencia de los propios trabajadores y su instancia sindical, que pena. Ahora solo esperemos que existan obreros que sepan defender lo único que les dejaron: LA DIGNIDAD.
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