viernes, 25 de marzo de 2011

Barrera, sin carácter, sin equipo, sin rumbo

Un breve balance de los primeros tres meses de la nueva administración municipal deja un mal sabor de boca. El gobierno encabezado por el médico José Manuel Barrera Mojica parece ausente, débil, cooptado por grupos que confunden la grilla con la política. Todos, incluso sus antiguos y nuevos aliados lo acorralan e insultan.

Miguel Angel Vásquez

Han bastado noventa días para que toda la esperanza puesta en él por colonos, campesinos, indígenas e incluso por la clase media y empresarial, se derrumbe. Los logros, a pesar del bono democrático que le generó el haber derrotado al PRI –el partido del que no se ha desligado del todo, pues él mismo buscó apoyo en gente como el ahora ex gobernador Fidel Herrera y José Murat- son prácticamente inexistentes. Es tal el descontrol y la falta de resultados que, todo parecería indicar que el único “logro” ha sido la organización del carnaval a mediados de marzo. Fuera de ello, la administración que encabeza el doctor José Manuel Barrera Mojica ha sido, para muchos un fiasco. Es tal la falta de decisión y de carácter, que existen versiones que hablan incluso –sin sustento, por supuesto- de intentonas de destronarlo o renuncias anticipadas. Esto último, se encuentra sin lugar a dudas muy lejano pues si algo parece tener el médico es paciencia. Lo mismo que sus gobernados parecen estar perdiendo.

Desaire de Gabino

Pero si el principio marca el fin, entonces la suerte del médico que desafió al PRI con las siglas del PRD-Convergencia-PAN-PT, y que gobierna –de alguna manera hay que denominar su actividad- de la mano de priístas que dejaron ese partido hasta el último momento, fue echada desde la toma de posesión del actual ayuntamiento el primero de enero del 2011. En aquella ocasión, el gobierno del estado encabezado por Gabino Cué Monteagudo dio una muestra clara de cómo sería su trato hacia Barrera Mojica. Envió como representante personal al imberbe junior Ulises Soto Martínez, en su cargo de la inoperante y desconocida Dirección de Sistemas Producto. Obviamente, como tomando nota del desaire, Barrera Mojica no rindió protesta ante el hijo del cacique favorito del actual régimen, sino que ¡se tomó él mismo la protesta!. Pero la nota no estuvo solo en ello, sino en la falta de coordinación que desde aquel primero de enero y hasta la fecha existe entre sus colaboradores. Las guerras intestinas parecen acaparar buena parte del tiempo de sus empleados. Es tal el desorden, que existen áreas de la administración sin titular (Seguridad Pública, Agua Potable). Otros directivos son realmente poco o nada aceptados por la opinión pública, como el director de Deportes, Levy Tovar Angulo a quien no pasa un día sin que la prensa (Noticias y Horizonte, principalmente) revele su falta de oficio, su desatención y su comportamiento majadero. En el caso de la directora de comercio, Verónica Morán y del director de agencias y comunidades, José Manuel Castillo (a) Palmilla, es paradigmático: han sido capaces de unificar a muchos irreconciliables, como la Unión General Obrera Campesina y Popular (UGOCP), Comité Obrero Popular y Campesino (COPOC) y Asociación para el Desarrollo de Comunidades y Colonias (ADICC), pero para pedir su destitución. Algunos más, están en franca confrontación con el munícipe, como en el caso de la hija de Maria Larios, Aurea Castelán, quien desde el cargo de Directora de Administración se supone filtró un documento que su madre utilizó para maltratar públicamente a quien dijo “lloraba” en su hombro en la campaña.

Es tal la falta de operatividad de los nuevos funcionarios que a estas alturas el Centro de Atención a Mujeres Maltratadas y la Escuela de Artes y Oficios, carecen de energía eléctrica. En el caso del primero, la ausencia de este servicio hace que las albergadas carezcan de agua para el aseo. Pero eso no es todo, al menos durante los dos primeros meses carecieron incluso de despensa para las mujeres que buscan cobijo en esta dependencia, lo que sin duda las victimiza nuevamente.

Los primeros tropiezos.

Desde el primer día, esta administración ha estado sujeta a veleidades y encontronazos que evidencian la falta de oficio, de coordinación y de dirección que impera entre los auxiliares del munícipe en el ayuntamiento. Quienes iniciaron a tomarle la medida a esta administración y exhibieron sus flaquezas fueron los dueños de bares y cantinas, quienes se opusieron al operativo mediante el cual se pretendió que respetaran el horario para el cierre de los antros. Fue tal, el alboroto y la debilidad oficial que el director del área, el médico Gilberto Rendón terminó pidiendo disculpas a los cantineros.

La prensa manda

El segundo episodio ocurrió con los reporteros de la sección policiaca de los diarios que se editan en la región. Estos se inconformaron ante la disposición –perfectamente legal, como la aplicada fallidamente a los cantineros- de no permitir que se fotografiara a los detenidos. Esto en consideración a su derecho a la intimidad y a una imagen propia. Pero más tardaron los jefes policiacos en tratar de impedir que se sigan violando las garantías de los detenidos que los reporteros policiacos en protestar y echar abajo la decisión. Fue tal nuevamente la muestra de fragilidad que al día siguiente los trabajadores de los medios, como desagravio, fueron invitados a desayunar por el ayuntamiento.

A estas muestras de insubordinación ante el ayuntamiento siguieron las bien conocidas de los vendedores ambulantes, de taxistas, piperos. Una acción que mostró la falta de oficio de sus “operadores políticos” fue el episodio en el que los sindicatos 12 de Julio y Democrático prácticamente obligaron al edil a destituir a la jefa de Recursos Humanos, Leticia Parra López. Esta, con fama de dura -¿cómo no va a ser así una jefa de recursos humanos?- tuvo la osadía de exigir a los trabajadores mayor rendimiento. Algo que sin duda incomodó a los empleados. Así, tras dos días de tener “tomado” el palacio, Barrera Mojica debió ceder a la presión y dar el mensaje de que no manda del todo en el ayuntamiento. Pero a esa derrota política del dos de febrero falta una escena bochornosa. Brincándose prácticamente las trancas de lo políticamente correcto, pero muy a su estilo bravucón, la gestora de proyectos productivos María Larios Cano, irrumpió dentro de las oficinas del palacio municipal e insultó al presidente sin que este la pusiera en su lugar. Ese, según algunos, fue el colmo de la pasividad. Ante la ciudadanía quedó evidenciado como alguien falto de voluntad, de carácter. Pero faltaba lo peor. Hasta ese momento.

¿Quién se lo impuso?

El día siete de marzo, elementos de la Armada de México y de la Procuraduría General de la República (PGR) detuvieron al subdirector de la policía municipal de Tuxtepec, Helio Bolaños Vicente, por sus presuntos nexos con el narcotráfico y su también presunta participación en la ejecución, del presidente electo de Rodríguez Clara, Veracruz, Rodrígo Barradas, el siete de noviembre del año 2010. Ante esta situación, las preguntas claras que cualquiera se hace son ¿quién lo contrató? ¿por recomendación de quién? ¿por qué no se le investigó? ¿o sí se hizo y a pesar de ello procedió su ingreso a la corporación?. Lo innegable es que en los dos meses que estuvo al frente de la institución –al director formal, Domingo García Cervantes, la tropa no lo obedecía- Bolaños Vicente acumuló denuncias por violaciones a los Derechos Humanos, como las presentadas ante la Comisión Regional de Derechos Humanos Mahatma Gandi por la detención arbitraria de jóvenes y adultos, por parte del depuesto jefe policiaco el día 25 de enero en el marco de un operativo para detener a unos presuntos secuestradores. Ante estas, el edil Barrera Mojica mantuvo la misma actitud que ante el resto de los problemas: serenidad y calma. Esta calma se truncó cuando su comandante policiaco fue arrestado y llevado al Distrito Federal para ser investigado por su probable vínculo con la delincuencia organizada.

Esta situación, es la puntilla de una serie de hechos que dan la imagen de un gobierno sin rumbo, sumido en la autocomplacencia y carente del liderazgo e ímpeto que se prometió en los días de campaña.

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