viernes, 14 de septiembre de 2007

Columna de hierro


Las engañosas encuestas

Miguel Angel Vásquez

Dice Giovani Sartori, un estudioso de los fenómenos de la comunicación y su relación con la democracia, que no hay nada tan engañoso como una encuesta como instrumento para medir la voluntad de los ciudadanos.
Y no habla sin razón. Pone un ejemplo contundente: si una encuestadora pregunta la posición personal del entrevistado sobre el aborto es altamente probable que la encuesta quede más o menos equilibrada, dado el avance de la postura a favor de esta medida cuando tiene fines terapéuticos o bien cuando el embarazo es producto de una violación. Sin embargo, si ante el mismo problema social y de salud pública la pregunta va en el siguiente sentido, ¿está usted a favor de la vida?, resulta obvio que una aplastante mayoría responderá afirmativamente.
Lo anterior confirma algo dicho días antes por estas mismas líneas: si las encuestas fueran tan infalibles, lo mejor sería proponer, en el marco de la Reforma Electoral, que el Instituto Federal Electoral contrate encuestadoras y con 200 o cuando mucho 300 mil pesos nos ahorraríamos tanta basura electoral, tanto escándalo en las calles, tanto encono entre candidatos, tanta división incluso entre familias y tanta verborrea que hace que la palabra pierda su sentido original.
Pero además, para quienes pretenden que la cargada se vaya de su lado al publicar encuestas triunfalistas corren el riesgo de hacer que sus estrategas se sientan tan seguros del triunfo que empiecen a bajar la guardia. Y nada hay tan peligroso en una contienda que la excesiva confianza.

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