miércoles, 28 de noviembre de 2012

El mal fin de Calderón



Miguel Angel Vásquez
Finalmente, quien dijo sería el presidente del empleo y terminó siendo el presidente de la guerra está a 72 horas de dejar el poder y muy probablemente, también el país.
Felipe Calderón se llevará consigo, el saldo de más de 60 mil muertos, unos 20 mil desaparecidos y casi un millón de desplazados.
Su guerra, es percibida por analistas serios, militares y medios de comunicación como un rotundo fracaso: Los datos son duros:
Las drogas siguen fluyendo como ríos, los cárteles no han desaparecido y si bien unos han sido debilitados otros están más fortalecidos que nunca; el consumo de drogas se incrementó en nuestro país durante este sexenio, sobre todo entre niños y adolescentes.
Pero, por qué se perdió esta guerra, la guerra que Calderón inició con la intensión de legitimarse, es decir, para tener tras de sí la fuerza física, imponente y terrorífica de las armas?
Entre otras cosas, porque se armó a policías y militares para mandarlos a las calles, pero no se fortaleció la impartición de justicia, la prueba está en que hoy solo uno de cada cien delitos es castigado en México. El número de presos se ha incrementado hasta llegar a más de 250 mil en todo el país, pero de ellos un escaso número resulta con condena y la readaptación social del delincuente  es una auténtica farsa. Las cárceles, además de ser universidades del crimen son islas donde la violación de derechos humanos es sumamente grave.   
Total, que termina un régimen cuestionado por la forma fraudulenta de agenciarse el poder y sancionado por su mal desempeño con la pérdida de las elecciones presidenciales. Al relevo entra otro personaje  que tomará el poder blindado contra el pueblo que supuestamente lo eligió. En materia de justicia y derechos humanos, saltan a la mente los casos Paulette y Atenco como cartas de presentación. Así que el optimismo no es precisamente lo que permea en el ambiente. 

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